Por Gema López Sánchez El 17 de agosto de 1896, Bridget Driscoll, una mujer de 44 años, madre de dos hijos, se convirtió en la primera víctima mortal de un accidente de tráfico. Ella, su hija adolescente May y una amiga iban de camino a un espectáculo de baile en el Crystal Palace, al sureste de Londres. Cuando tomaron la intersección para atravesar los jardines del palacio, un coche que iba a “gran velocidad” la atropelló. En una época en la que los automóviles tenían como límite 6,5 kilómetros por hora, es probable que el automóvil que acabó con la vida de Bridget doblara la velocidad máxima hasta aproximadamente 12,8 kilómetros por hora. El conductor que provocó el accidente respondía al nombre de Arthur James Edsall, según los reportes de las hemerotecas de la época. El nombre del hombre fue lo único en lo que la prensa contemporánea se puso de acuerdo, ya que los motivos que propiciaron el accidente fueron (y siguen siendo) incógnitas. Algunos diarios afirmaban que el conduct
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